Una de las presuposiciones de la PNL dice: “La mente y el cuerpo forman un sistema en el que se influyen mutuamente”.
Lo que recreamos en nuestras imágenes mentales construidas puede transferirse a la realidad. Aunque hay personas que tienen una gran facilidad para visualizar, todos podemos hacerlo en mayor o menor medida.
En el mundo del deporte de élite la visualización juega un papel clave en el éxito de los atletas, de hecho es una técnica utilizada en los entrenamientos, ya que ayuda a aumentar la confianza, la motivación, a perfeccionar estrategias e incluso a anticiparse a los posibles problemas que puedan surgir en una competición.
¿Qué es la visualización?
La visualización consiste en recrear experiencias en nuestra mente, ubicándonos en una situación determinada que ha sucedido o que puede suceder. Es más útil cuanto más nos “metamos” en la experiencia, cuantos más estímulos VAC (Visuales, Auditivos y Cinestésicos) podamos usar. De forma que vemos unas determinadas imágenes, objetos, colores, formas, escuchamos los sonidos que hay en esa situación y podemos darnos cuenta de lo que siente nuestro cuerpo: respiración, presión, temperatura, tacto, olores, latidos del corazón… De esta forma no es necesario estar físicamente en una situación concreta, sino que nos transportamos a ella con nuestra mente.
Para conseguir realizar una visualización adecuada y efectiva, es imprescindible que estemos en un estado de relajación adecuado y de esta forma poder activar todos nuestros recursos internos.
Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Medicina en 1906, postulaba que la visualización o practica mental mejoraba la capacidad motora. Creía que esta práctica facilitaría los movimientos de los pianistas, que serán más ágiles y su ejecución mejoraría. Para demostrar esta hipótesis de Cajal, el neurocientífico Álvaro Pascual-Leone, Profesor de Neurología y Decano Asociado de Investigación Clínica y Traslacional en la Escuela de Medicina de Harvard, realizó un estudio con personas que no sabían tocar el piano, las dividió en dos grupos y les enseñó los dedos que se debían mover en una secuencia de notas mientras que las escuchaban. El entrenamiento se realizó durante cinco días, y consistió en practicar solo la visualización en uno de los grupos y en el otro se practicó solo sobre el teclado. Transcurrido ese tiempo ambos grupos sabían tocar la secuencia de notas que habían practicado. El grupo que había ensayado sobre el teclado tocaba mejor que el otro, sin embargo tras tocar durante dos horas la diferencia inicial desapareció.
Alan Richardson, psicólogo australiano, publicó en 1967 en la revista Research Quarterly un estudio en el que demostró la importancia de la visualización, precisamente en el deporte, en baloncesto.
El objetivo de dicho estudio era medir la habilidad de encestar tiros libres. Para ello escogió un grupo de jugadores de baloncesto que no habían practicado nunca ante la visualización; los dividió al azar en tres grupos y midió su capacidad para encestar.
Asignó a cada grupo una tarea diferente a realizar durante 20 días:
- Grupo 1: se dedicó a practicar tiros libres durante veinte minutos diarios.
- Grupo 2: su tarea fué no hacer nada durante los veinte días.
- Grupo 3: su ocupación consistió en visualizarse tirando a canasta durante veinte minutos diarios, sin realizar ningún tiro físico.
Pasados esos veinte días volvió a medir su capacidad para encestar, los resultados fueron los siguientes:
- Grupo 1: había mejorado en un 24% la capacidad de encestar.
- Grupo 2: obviamente no hubo ninguna variación en el resultado.
- Grupo 3: mejoró un 23% su rendimiento.
Richardson explicó en su publicación que la visualización es más eficaz cuando se siente y se ve lo que se está haciendo. Los jugadores “sentían” la pelota en las manos (peso, tacto, volumen…), “oían” la pelota cuando rebotaba en el suelo y la “veían” cuando la lanzaban a la canasta. “Oían” también como rebotaba contra el tablero y entraba en la cesta. La clave era añadir el máximo número de estímulos VAC a la experiencia.
Posteriormente realizó otros estudios con otro tipo de actividades, como tiro de dardos y otras, en los que obtuvo los mismos resultados.
Las teorías psiconeuromusculares explican que cuando se imagina un movimiento, se generan impulsos nerviosos en los mismos músculos que están implicados en el movimiento real, aunque la intensidad es menor. Es decir, que se emplean a nivel neuronal los mismos procesos cuando imaginamos que corremos, que cuando lo hacemos de forma física.
Así mismo existen estudios sobre el “Aprendizaje Neuronal” que explican que el proceso de transmisión de impulsos nerviosos se optimiza cuantos más impulsos nerviosos se transmiten en esa fibra. Es como si el sistema nervioso ubicado en unos músculos determinados aprendiese a aprovechar mejor dichos impulsos.
Aparte de la utilidad en los aspectos muscular, físico y neurológico también hay que tener en cuenta el aspecto motivacional. Si somos capaces de vernos consiguiendo un éxito o un objetivo, eso nos motiva para realizar las acciones que sean necesarias para conseguirlo, de ahí la importancia de una correcta formulación de objetivos, tal y como hablamos en el artículo: “La formulación de objetivos”. Un atleta puede imaginarse como está subido en el podio como ganador, y al sentirse en esa situación puede ver la cantidad de personas que hay delante de él, escuchar los aplausos, ver las imágenes desde esa perspectiva, los colores, brillo, movimiento. Notar en sus manos la medalla o el trofeo con todas sus características (peso, textura, brillo…). Y también lo que siente mientras está ahí, esas sensaciones que le recorren el cuerpo y la intensidad de las mismas en una u otra zona.
Además de los que te hemos explicado aquí, se han realizado multitud de estudios en diferentes campos que refrendan la utilidad de la visualización.
El mundo del deporte ha evolucionado incluyendo la visualización en el entrenamiento de los deportistas, ya que esta herramienta complementa su preparación, produciendo una mejora significativa en los resultados que se obtienen en las competiciones.
La visualización incrementa la posibilidad de integrar las representaciones mentales de un modo adecuado en los deportistas de élite, sin embargo resultan muy útiles también en otras profesiones y otros aspectos de nuestra vida.
¡Quizás sientas curiosidad por probarla…!
A continuación te dejamos este vídeo que te mostrará una parte del entrenamiento del piloto de F1 Fernando Alonso.
El volante que tiene entre las manos Fernando Alonso es el volante de un F1. Estos volantes se quitan y se ponen en el vehículo para permitir que el piloto pueda meterse o salir del mismo, además llevan todos los controles del automóvil. Si te has fijado en las manos de Alonso te habrás dado cuenta de las diferentes cosas que va haciendo: girar el volante, cambiar de marcha, frenar… además puedes ver el estado de concentración en el que se encuentra. El tiempo en el que ha efectuado el recorrido de todo el circuito varía solo en un segundo y unas décimas respecto al mejor tiempo que había efectuado ese mismo día en los entrenamientos.
Este concepto se desarrolla con más profundidad en el curso de Practitioner en PNL.