Cuando iniciamos el curso de Practitioner en PNL aprendemos las presuposiciones básicas que conforman una serie de premisas a tener en cuenta a la hora de adoptar este paradigma. La primera de ellas dice que El mapa no es el territorio. Si entendemos el territorio como todo aquello que existe en nuestra realidad y que podemos considerar verdadero. El mapa es esa representación que para nosotros supone una parte de ese territorio, y que está basado en la interpretación de lo que percibimos a través de nuestros sentidos.
Como seres humanos muy difícilmente podremos hallar una representación total del territorio. Esto se debe a que nuestra experiencia en esta vida es limitada, y no podremos experimentar todo aquello que nuestra realidad puede llegar a permitir. Lo que sí podemos crear es un mapa que nos permitirá movernos en ese territorio.
¿Cómo creamos nuestros mapas?
La forma en la que los humanos codificamos la información que proviene de los sentidos muchas veces está sesgada y no es una representación fidedigna de la realidad. Para el cerebro, el objetivo principal es encontrar la utilidad a la información que percibe del exterior para poder dar una respuesta adaptativa a su medio. De esta manera se crean, por ejemplo, las ilusiones ópticas, en las que el cerebro trata de crear imágenes coherentes a partir de imágenes que considera “distorsionadas” o incompletas, rellenando esa información en base a otra más antigua para darle un sentido.
Si pensamos detenidamente, el ojo sólo es un mero receptor de energía electromagnética proveniente de la luz. Su función es transformar la energía luminosa en impulsos eléctricos que serán enviados al cerebro a través del nervio óptico. De este modo, lo que llega al cerebro a través de los sentidos, no son más que impulsos eléctricos que serán descodificados para poder interpretar el mundo. A nuestro alrededor no existen objetos, personas, colores, edificios ni nada de lo que vemos tal y como lo conocemos, todo es energía que se transforma y se convierte en impulsos eléctricos y a través de ellos, el cerebro “creará” una realidad dentro de nosotros. El ser humano es su propia referencia para la interpretación del mundo.
Y siendo esto cierto, realmente sólo podemos crear mapas a través de los cuales movernos por el territorio. Entonces, ¿es realmente así la realidad o está limitada a lo que nuestro cerebro es capaz de codificar a través de la información que le llega de los sentidos? ¿Somos realmente conscientes de toda la información que existe en la realidad?
Hablando desde una perspectiva adaptativa y evolucionista, es normal que el cerebro haya ido perfeccionándose de esta manera, puesto que la cantidad de información que nos puede llegar por segundo (aproximadamente de 1.000.000 de bits) nos colapsaría y no sería adaptativo codificarla toda. Por tanto el cerebro ha hecho el gran esfuerzo, sin nosotros saberlo, de seleccionar la información funcional y desechar gran parte de la que considera irrelevante para así poder adaptarnos a nuestro medio de forma adecuada.
Si esto ocurre así a un nivel tan básico y biológico, imaginemos por un momento lo difícil que sería hallar dos personas con una configuración de valores idéntica. O que dos personas puedan interpretar una situación del mismo modo. Es por ello que desde la PNL proponemos dar la posibilidad a la otra persona de expresar el contenido de su mapa y no tratar de imponer el propio, porque a la vez que ampliamos nuestro propio mapa, realizamos un proceso de aprendizaje. No tendría que ser una razón para expresar desacuerdos, ni pugnar por establecer quién tiene la razón.
En las imágenes que se han recopilado, por ejemplo, en esta página web veremos claras evidencias de las diferentes y posibles interpretaciones que podemos atribuir a cada una de ellas. Lo curioso es que mientras nuestra mente cree en una de las realidades de esas imágenes, no podemos creer en la otra. A pesar de que sabemos que existe.
Respecto a las relaciones humanas, hasta que no pongamos en duda nuestras creencias acerca de un determinado paradigma, difícilmente podremos comprender las visiones del mundo de otras personas.
¿Permitiremos a nuestro ser ver más allá?
Este concepto se desarrolla con más profundidad en el curso de Practitioner en PNL.