Mis estrategias cuando simplemente bebo un vaso de agua.
Este acto, aparentemente tan simple, como beber un vaso de agua requiere a menudo varias operaciones, la mayoría inconscientes, de nuestro sistema nervioso. Requiere varios movimientos musculares, desde los movimientos oculares en busca del lugar dónde está el agua y el vaso, hasta los movimientos de brazos y piernas para acercarnos al agua, verterla en un vaso, que previamente hemos buscado. Hasta que finalmente acercamos el vaso de agua a nuestros labios, giramos la muñeca y vamos dejando entrar el agua en nuestra boca a una velocidad que permita ir bebiendo y tragando.
Solo estos movimientos requieren una coordinación y destreza para que el vaso esté lleno hasta una altura que permita moverlo sin derramar el agua, para que el vaso se acerque a la boca y se apoye en los labios, sin chocar y sin que el agua se derrame. He de coordinar y regular el movimiento del vaso el agua entre en la boca y pueda ir tragando, sin que se vierta por los lados de la boca y sin que el agua acabe cayendo por el cuello en lugar de beberla. La coordinación de estos movimientos es fruto de la experiencia y de ir probando y corrigiendo hasta que quedan “almacenados en nuestra memoria” como conductas automatizadas, que llevamos a cabo en tiempos muy cortos.
Conductas internas y conductas externas:
La mayoría de estos movimientos pueden ser observados por alguien que está con nosotros y responden a lo que en Programación Neurolingüística denominamos “conducta externa”, sin embargo, todavía realizamos más operaciones a nivel de “conducta interna”. Es posible que antes de ir a buscar un vaso de agua sintamos una sensación de sequedad en la garganta que nos indique que tenemos sed. En algunos casos es posible que “imaginemos” un vaso de agua o la botella de agua, así como el lugar en el que se encuentran, para poder ir a buscarlos. También puede ocurrir que nos digamos a nosotros mismos, en forma de diálogo interno, “tengo mucha sed” o “¿dónde está el vaso que dejé aquí ayer?” o “la botella de agua está vacía y no sé si quedan más botellas en el armario, tengo que ir a mirar” …
Al conjunto de todas estas operaciones de “nuestra conducta externa y nuestra conducta interna” en PNL las denominamos “estrategias”. Y entender nuestras estrategias es fundamental para enseñarlas a otras personas y corregirlas y mejorarlas, si en un momento dado no nos resultan útiles para conseguir nuestros objetivos.
Para poder comprender una estrategia en PNL la dividimos en pasos, que normalmente se corresponden a imágenes que vemos, recordamos o creamos, a palabras o frases que decimos o pensamos y movimientos imaginados o puestos en práctica para relacionarnos con el entorno e ir en búsqueda de lo que necesitamos para conseguir nuestros objetivos.
Cuando estamos delante de un reto, un objetivo importante en nuestra vida o necesitamos una respuesta rápida, ante una situación de urgencia. La diferencia entre una buena estrategia y una “no útil” puede ser simplemente visualizar la imagen de haber conseguido ya nuestro objetivo, tener automatizado un diálogo interno creativo y motivador, y ser capaces de “diseñar” una secuencia de pasos que podamos llevar a la práctica fácilmente.
La comprensión de la secuencia de una estrategia es algo que se practica en PNL, y no solo es útil, sino también muy interesante para facilitar procesos de aprendizaje y adaptación evolutiva.
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